miércoles, 31 de diciembre de 2014

Balance 2014: El año del selfie

Dicen que es la palabra del año. Dicen que es la que ha estado en boca de todos y merece ese honor; el de ser reconocida como la palabra más importante del año. Y eso es mucho decir puesto que durante estos 365 días nos hemos comunicado; nos hemos escrito, llamado, "whatsappeado", "twitteado" y demás formas de comunicar que seguimos creando. El caso es que esta ha sido la elegida. La palabra de entre todas las que hemos usado es la que se corona como la reina.

Muchos ven el "selfie" lo que la palabra indica "uno mismo". Pero creo que un "selfie" va más allá de eso. En este 2014 ha sido la forma de capturar esos momentos que han hecho de este año un gran año. Vuelvo a decir, como dije hace un año, que podría copiar y pegar el párrafo del 2012 para la despedida del 2013. Porque este ha sido de nuevo un año espectacular. Ha sido un año donde tengo muchas "selfies" que recordaré, pero sobre todo aquellas donde no estaba sólo sino bien acompañado. Esas son las que cuentan. Es son las que hacen que un autorretrato tenga más sentido; porque compartida, la vida es más (no es una cuña publicitaria).

Empezó enero en Austria como estudiante, trabajando con ese PFC para cerrar esta etapa de universitaria. Con la mente también puesta en el futuro, en la primera ocasión laboral. ¿En qué país? ¿Haciendo qué? ¿Por qué? Muchas dudas en el horizonte, pero todas con ilusión y con las ganas de seguir peleando por lo que uno desea. No tuvimos un invierno frío allí y nos plantamos ya en abril, en el cumpleaños en el circuito, en la defensa del PFC y en el primer día de trabajo en mayo... Allí donde más a gusto te sentías, en Graz. En competición. La competición es rápida, trabajas para hacer que las máquinas vayan aún más rápido, pero por mucho que vuelen nunca superarán el ritmo de la propia vida.

Y así el verano, y así la F1 en Austria, Graz su verano, con el trío calavera y los que lo iban aportando y complementando. Volver a casa en agosto. Disfrutar de San Sebastián, de la playa, de las tardes de playa y paseos. De las fiestas por casa, de la familia y sus nuevos integrantes (¡cada vez más grandes!) y de saborear los momentos aquí. Que como en casa en ningún sitio. La familia, los amigos, la ciudad... Lo es todo. Así cuesta volver a Graz aunque allí la compañía sea del más alto nivel. El otoño, el trabajo, disfrutar de la "segunda casa" en Austria... Y el tiempo, tic-tac, que sigue pasando; que no anda sino corre. 

No todo fueron buenos momentos en 2014, también los tuvimos malos. También nos dejaron y aunque siempre serán recordados son momentos difíciles. Donde te vuelves a dar cuenta que no estamos aquí para siempre, ni nada garantiza el mañana. Pero aunque se fueron ya, las pequeñas cosas que recuerdas en tu cabeza son las que te harán sentirlos cerca. Por los que seguirás persiguiendo tus sueños y sentirás su apoyo. 

Caminante no hay camino, se hace camino al andar. Anduvimos en 2014 con la intensidad que un año único merecía, con la convicción de luchar por los sueños y la satisfacción de estar siempre muy bien rodeado. Ahora viene ya 2015, un año para seguir creciendo y disfrutando. Para seguir aquí y allí, donde paremos, o mejor dicho, donde continuemos, este camino que comenzamos a andar años atrás. El año 2015 comienza ya, y con él los buenos propósitos se cumplirán si ponemos todo de nuestra parte. Que nos brinde salud y del resto nos encargaremos nosotros. Lo mejor no está por llegar, no, lo mejor ha llegado y llegará. Y seguirá llegando. Todo paso a paso. Todo con ilusión. Feliz 2015 a todos. 

martes, 31 de diciembre de 2013

Comenzando nuevos capítulos. Balance 2013.

Podría copiar casi íntegro el párrafo inicial de "Balance 2012" y se ajustaría bastante a lo que pasa ahora. Dicen que el tiempo vuela, pero no sabía que lo hacía tan rápido. Es difícil ponerle un comienzo a 2013, quizás sea esto causa y efecto de enlazar las historias una a una, de empezar a darse cuenta de que las historias no la escriben las fechas sino las personas y las situaciones. Y es buena señal.

Empezó enero mirando a Austria. A seguir el sueño llamado a Erasmus. Pensando en volver a la Neubaugasse, a aquél Top 1 conquistado por méritos propios por Lupita de donde nos llevamos un inmenso botín que aún hoy sigue dando sus frutos. Días en Graz (antes no lo ubicaba en un mapa) que sirvieron para forjar amistades que parecen durar ya años, y que continúen durando siglos. Salimos de ahí con tristeza, con la pena de cerrar una etapa pero como dijo un grande lo importante no es lo que dejas sino lo que te llevas.

Tocó afrontar la vuelta a la realidad. Pero bendita realidad. A falta de menos de unos meses para terminar los exámenes de una carrera que empezamos con ilusión hace ya cinco años. Hace ya cinco años que entramos por esas puertas sin conocernos, y aquí estábamos, a falta de días para terminar. Recuerdo el primer día como si hubiera sido ayer, recuerdo estar en aquella clase de Álgebra sentado al lado del que sería Mr. Promoción este año y ni nos conocíamos. Qué tiempos. Vivimos todos ese DEP Plan 99, nuestro día de la Promoción, nuestras últimas fiestas juntos como alumnos y los últimos días en nuestro búnker. Del que hemos hecho entre todos, durante estos cinco años nuestro pequeño refugio.

Abril y los 23, mayo y el fin de exámenes. Y sin darme cuenta, de nuevo día y noche en nuestro taller para sacar nuestro coche. De nuevo en Silverstone, quién me diría que lo pisé como novato en 2010, y de nuevo a seguir aprendiendo en competición. A volver a caer para volver a levantarse. A sentir el mismo escalofrío e ilusión al ver salir el monoplaza, al presentar el diseño... Quizás sea la última ahí con el equipo, pero que del equipo nunca me iré está claro. Eso se lleva dentro. Los equipos no hacen, se hacen, y una vez hecho ya te dura por siempre.

El verano y Menorca, nuestros días de desconexión, de frases míticas y calas épicas. Día a día como uno nuevo, cada momento distinto. Costó hacer por fin un viaje juntos, pero aquí estaba. Amanecer ahí, piscina, cala, tranquilidad... El Sol también nos dió, ¿qué más?. La base de la pirámide estuvo completa. Seguro que no será el último. Después el EuroTrip con FSGermany (sin carreras parezco no concebir el tiempo), Amsterdam y Bélgica. Reinventando mis recuerdos de Bélgica, pasando de un viaje de mochilero a tener cama y piscina climatizada. Eso sí, cinco en un coche, 3000kms.

Y volvemos a septiembre. Pasando buenos ratos aquí, buenos momentos con mejores compañías. No hubo Challenger en Ondarreta pero a uno le tocó hacerse las maletas a Alemania. Nos quedamos sin nuestro "local" pero el espíritu siempre estuvo ahí.Y ya estamos en septiembre... Y estamos en Graz.

Un nuevo capítulo en Graz. Lo prometí, dejando uno de mil mensajes por enviar. Pero ya no iba con la etiqueta de Erasmus, ya era momento de hacer un proyecto para ser ingeniero... El inicio, como todo, siempre es duro. Difícil dentro de nuestra burbuja de "dificultad", ya sabéis. Días algo solitarios, sin muchos contactos, sin saber muy bien a veces qué hacía de nuevo ahí, y pensando si mi adicción... (calma, adicción a Motorsport) iba a ser buena para mi. Hasta que te haces un hueco, te despiertas y miras alrededor y te das cuenta de que has tomado la mejor decisión del año. Disfrutando cada día, aprendiendo, caminando y haciendo camino. Nuevas tareas, nuevas herramientas, nuevos sitios y nuevos compañeros de viaje. No necesito lotería tocándome lo que me está tocando.

Tranquilos, que nos dan las uvas,  cerramos ya con la vuelta a casa. Como el turrón, por Navidad. Como decía por ahí "a comer bien, descansar y no ver ningún noodle cerca". Con dos "bichos" que empiezan a dar sus primeros pasos (de aquí a dar GAS no les queda nada) y en casa. No hace falta añadir más.

Y ahora, sin darme cuenta, 365 días después vuelvo a estar mirando hacia Graz. Pensando de nuevo en mi regreso en enero, a seguir escribiendo más capítulos de esta historia. Ya dije el año pasado que era un trabajo de equipo, y me reafirmo, seguiremos escribiendo estos capítulos juntos. Que el 2014 nos traiga salud, y el resto lo conseguiremos nosotros con esfuerzo y ganas. Y un recuerdo especial a aquél que nos metió a muchos una especial ilusión al verle correr con la macchina rossa. Te pondrás bien. Y así escribiremos juntos nuevos capítulos.

Hagamos del 2014 otro año increíble como hicimos de este 2013. La oportunidad está ahí y tenemos que aprovecharla. Gracias a todos los que hicieron de 2013 otro año digno de recordar, otro año para enmarcar y lleno de ilusión con el que uno puede afrontar el siguiente sabiendo que cuenta con el mejor equipo.

Feliz Año 2014.

jueves, 18 de julio de 2013

Recuerdos de muro

Empiezo a hablar como un veterano. Empiezo a sentir como un antiguo miembro. Y sinceramente, no sé cómo se debe salir de esto. No es un sentimiento de renuncia ante lo vivido, ni de rechazo ante lo que viene. En absoluto. He disfrutado más que nadie de esto y confío en más que nadie en lo que viene. Pero cada vez que hablo veo caras de atención, risas de aprobación y el sentimiento de haber formado parte de una gran familia.

Hablé de esto hace un par de semanas, cuando mi última carrera como estudiante iba a tener lugar. Cuando volvía al circuito en el que debuté siendo el mico del equipo, el novato, el nuevo. El que iba con el walkie corriendo de un sitio a otro mirando clasificaciones y tiempos. Cuando soñaba con esa última carrera, cuando quise que todo saliese bien, cuando soñaba con la sonrisa de la meta. Pero el destino tiene otros derrotes, él elige unos caminos basados en una trayectoria y condiciones que no siempre puedes esquivar. Y en aquella valla de Silverstone tirado en el suelo escondido debajo de mi camiseta aquel comisario me dijo:

-Are you ok? In 2002 we were leading the Endurance by two minutes and we failed to cross the line just 200m away from it. You will come back. 

Luego vinieron las preguntas de otro "do you know where you are? This is a restricted area sir, please move" y aquél muro fue el de mis lamentaciones. Con la pregunta en la cabeza de "por qué no hice más", "por qué no pensé". Arropado por el equipo, creo que mis lágrimas eran más por la despedida que por el resultado. 

Nunca he sido resultadista con este proyecto. Nunca miraré una clasificación para saber si estoy orgulloso o no de ese año. Puede sonar bohemio, o a frase hecha. Puede sonar a algo para quedar bien. Es igual. Es lo que pienso y creo. No puedo estar más orgulloso de estos cuatro años. No puedo sino envidiar a los que ahora empiezan o continúan en este proyecto. Cambiaría notas, resultados y fiestas por volver atrás en el tiempo y ser uno más. Pero el tiempo avanza y toca pasar página. Mentiría si no dijese que volver al taller me trae muchos recuerdos a la cabeza, tantos que me cuesta centrarme en lo que debo hacer. Mentiría si no dijese que ya veo la foto colgada en el corcho y sé que es hora de abrirme paso y dejar que la nueva savia llene esto de juventud, ganas y carácter. Intenté envenarles, no sólo ello eso está claro (míticos ahí os menciono), como lo hicieron conmigo. Intenté despertarles el mismo gusanillo que me despertaron a mi. No tengo ningún mérito por hacerlo, era mi obligación.

A ellos les culpo por seguir creyendo que "mi próximo año" sería mi mejor año. Por seguir enamorado de este proyecto. Porque por culpa de ellos he seguido aprendiendo. Me he dado cuenta de que unos buenos suman más que un buen uno, que es más tanto orgullo aprender como enseñar. Cuando se sienten a mi lado cuando intento explicar en una hoja al azar el por qué de una decisión, de la aerodinámica o dinámica. Yo, sin saber de qué hablar, sólo por el gusto de hablarles. De que sigan hacia adelante. Por su culpa he sentido el reconocimiento no siendo nada en este mapa. Por su misma culpa he visto ojos de confianza, la misma que me invita a seguir soñando. Así con todo, son ellos también culpables de que cada día que pasa, cada minuto que el reloj se lleva, noto que la despedida se acerca. Las despedidas, las temibles despedidas.
Leo justo ahora visitas a la entrada en este blog sobre Isaías y no puedo evitar recordarle y agradecerle todo lo que hizo por nosotros. Otra clave de mi recorrido, otro valor que me llevo.

Desconozco aún el propósito de esta entrada, pero trataré de cerrarla. No quiero que suene a despedida porque no se acaba el ciclo, se cierra la etapa. No quiero que suene triste ni melancólica, porque quiero aprovechar cada día que me quede aquí junto a la macchina. Sólo quiero seguir sintiendo la sensación de equipo. Y el día que me toque salir sé que saldré con la sensación de poder volver a esta segunda casa. De que lo que viene por detrás está ya por delante, está ya listo y preparado. Tenéis miedo ahora a fallar, miedo a asumir responsabilidades: no temáis. Nunca. El tiempo os meterá ese miedo cuando os faltan dos meses para salir, hasta entonces, vais a ser más rápidos que el tiempo. Porque para algo el tiempo es una unidad de medida nuestra, porque vosotros vais a ser mejores que los maestros. Vosotros, nosotros. Ya os llegará mi e-mail. 

martes, 25 de junio de 2013

Tiempo: aliado y enemigo

Cuando realmente llegas a esos días previos en los que ves los años anteriores con perspectiva, cuando todo pasa como si de una película de cine mudo se tratara, cuando las imágenes de años anteriores vuelan por tu cabeza, entonces empiezas a presentir que se acerca un nuevo cierre de capítulo.

Los cierres de capítulo no suelen ser trago fácil si el tiempo ha sido disfrutado y aprovechado. Aunque ya tocará en un futuro cercano la entrada de cierre (curiosa combinación) en estos días se empieza a palpar ese final. Como en toda buena película, no sabes muy bien cómo va a terminar a pesar de llevar cuatro años de rodaje en 6 escenarios clave. Con más de treinta actores, todos ellos con su protagonismo, y hasta la fecha tres estrellas; aunque ahora viene la cuarta y definitiva. Es curioso como con el tiempo y las ganas (ganas de trabajar, de aprender, de arriesgar) te transportan de cero a cien. De la ignorancia más absoluta, a la ignorancia más curiosa. La que te hace preguntar todo, cuestionarte todo y mirar más allá. Para lo bueno y para lo malo, la experiencia es un grado. Para lo bueno por el conocimiento que te aporta, porque ves problemas ahora que ya viste solucionar en el pasado. Porque responde ante situaciones con la confianza que te da el tiempo. Porque sabes que un error tiene solución, pero no intentarlo no la tiene.

Para lo malo, porque si disfrutas y trabajas como entretenimiento y diversión cada vez sientes más apego por lo que haces. Porque entraste saludando con la boca pequeña (por timidez, no por mala educación porque siempre se debe saludar) y ahora caminas por ahí preguntando por las vacaciones que tuvo, por esa pieza que no  salía, y disfrutando de unos minutos de charla. Lo mismo se habla de la dama dorada que del vecino, siempre con humor. Tú que antes entrabas casi en silencio, ahora no puedes evitar sonreír. Incluso cuando finges estar cabreado. No puedes estarlo, mira dónde estás. Puedes estar más o menos satisfecho con un resultado o una actitud, pero de ahí al cabreo... Te durará unos minutos, ya verás. No es malo sentir apego por lo que haces, es más, es vital si quieres hacerlo bien. Pero ahora que escuchas la música de cierre, no quieres irte con la música a otra parte. 

Ves llegar al relevo, ves entrar nuevas caras que preguntan como tú preguntabas antes "dónde está", "qué es", "por qué". Y ahora te buscan a ti (y a los otros veteranos, ancianos) para resolver esas dudas. Si supiesen lo poco que sabes quizás... Cuando hace nada eras tú el que era llamado por su nombre, y los apodos eran cosas de los otros. Cuando tocarlo era ya un premio. Lo mejor de todo, es que sigues sintiendo lo mismo. El mismo apego, el mismo cariño por esos hierros con goma. Por eso que muchos verán como cuatro tubos doblados que hace ruido. Cómo pasa el tiempo... Ahora te toca transmitir, dar esa confianza que pusieron en ti y meterles en la sangre ese veneno que te metieron. 

Pero ahora no es tiempo de desviar atenciones ni preocupaciones a esa parte de la cabeza que conspira contra el tiempo. La que intenta anclarte en este bonito presente. Ahora es momento de montar, de preparar el asalto, de mirarle a la cara a este nuevo reto y hacer todo lo posible por triunfar. El éxito no es el resultado de esta semana, sino de todo un año, y de una actitud de varios años pero estos días son claves. Y  que la sensación de que llega el final se transmita en la sensación de querer hacerlo de la mejor manera posible, cogiendo lo que te enseñaron y lo que te enseñan cada día. Para que al mirar la foto de este año sonría alguien, sabiendo que siempre dimos todo lo que teníamos. Seguros que mantener viva la llama.

martes, 28 de mayo de 2013

Plan 99

Después de 366 créditos, más de cincuenta exámenes, cinco años de carrera, miles de números y cálculos, cientos de resultados y dudas, no sé cómo empezar esto. Recuerdo el primer día que entré, como me separé de mis amigos del colegio porque mi apellido iba al Aula4, al momento estaba "sólo" entrando en una clase desconocida con gente desconocida. Me senté por la mitad, en un sitio vacío al lado de dos más. Apunté todo lo que vi delante mío, viendo un nuevo Mundo delante, sin saber cómo iría todo. Y me dijo él "oye, ¡buenos apuntes tomas tú". Un "jaja, gracias, lo intento" fue lo primero que le dije a uno de estos desconocidos. Cinco años después, en nuestra cena, me dice él que me ha elegido a mi como el que mejor representa lo que somos como promoción después de estos cinco años. Entonces sabes otra razón por la que esto ha merecido la pena.

Se lo decía a los (quizás mejor dicho, "a las") que vienen por detrás: la gente es lo que importa. Que sí, que las notas valen mucho y que sin notas los cinco años igual son cinco décadas. Que soy competitivo y que yo era de los que sacar una nota "sin más" no le gustaba nada, de los que quería más e intentaba más; me cabreaba. De esos que acababan conociendo más la biblioteca en exámenes que el salón de casa. Pero por encima de eso, es la gente la que recordarás mañana. Entré tímido, cerrado, frío y queriendo ser calculador. Y he salido... galardonado. Cinco años. Se dice pronto. Tantos días queriendo llegar al final, que cuando llega te preguntas por qué se acaba justo ahora. Justo cuando lo mismo te da sentarte en un lado que en otro, en tercera (primera ya es forzar) que en última. Cuando conoces el apellido del de tu derecha e izquierda, cuando se acuerdan de ti cuando ven un Ferrari o ven ganar al Betis (también al perder, sí). Justo ahora, todo se acaba.

Quizás todo sea mucho decir. Pero no volverán ya esos días de charla cinco minutos antes de las 9.00 o las 15.00. Esos lunes comentando la jugada del fin de semana, ya sea a nivel deportivo o "de batallas". Los viernes en los que veías a uno y te reías por la jugada del jueves, los días post-carrera y a lucir con orgullo la camiseta e intentar responder a ver cómo no ganaron. Y los días de biblioteca. Nosotros que íbamos a la de abajo por los cotilleos y las batallas, en nuestros rinconces. En época de exámenes ahí aparecíamos los tres, saludando a diestro y siniestro; cada uno a tomar su posición. La mia, al fondo a la izquierda, o al fondo al centro. Esas épocas de echarse un break, ver que hay luz allí fuera, o ir a Repro a buscar material y acabar saliendo con tus propios apuntes fotocopias (verídico). De hacer mil planes para el verano, y pensar todo lo que harías si tuvieses ese día libre. Tampoco volverán esos días del Patrón del Plan99, que en primero te dejaban asustado y en quinto ya sabías hasta la planificación por minutos y zonas. Y el Aula11...

Volver no volverán, como ningún tiempo pasado. Pero por lo menos sabemos que los disfrutamos como merecían. Que además de aprender un poco de esto y aquello, conocimos muy buena gente y nos divertimos. Ahora sabemos que tenemos buenos conocidos repartidos por allí y por allá, que la etiqueta de la última promoción del Plan99 no nos va a pesar llevarla. Porque en cinco años hemos acabado siendo buena familia. Sus más y sus menos, nos caeremos mejor o peor, pero hemos pasado por algo similar en estos cinco años. Y si nos vemos en un futuro, que sea pronto. Y si es lejano, que sea por un buen motivo. "En otro orden de cosas", a seguir siendo felices gente. Ya que esto nos ha costado, es momento ahora de aprovecharlo.

Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.

Ahora a cambiar el Mundo, antes que el Mundo nos cambie a nosotros.

jueves, 11 de abril de 2013

22

Leo ahora la entrada que hice con la despedida de los 21 y podría copiar cada palabra y cada frase y colocarla de nuevo aquí. No -ni mucho menos- porque estos 22 hayan tenido poco que decir, sino porque no puedo quejarme absolutamente de nada. Y sigo creyendo que los nuevos llegan con ganas, con energía y mucha ilusión.

De nuevo entrar en historias y anécdotas dejaría fuera a muchas otras, pero los dos patitos han dejado muy buenos recuerdos y memorias. De buenas a primeras la final del Manager Game con Lupita, que más allá de premios y cifras me deja una nueva seña de identidad. El verano con el coche, el monoplaza, ese sótano en el que hemos pasado más horas que en nuestro sofá o playa, esos días de verlo todo completamente negro para luego levantarse en equipo y encontrar una salida. Y seguir hacia delante, con ilusión y motivación, de la nada a Montmeló e Italia (pensar en Maranello sólo hace que se me vuelva a poner la piel de gallina). Año especial con el equipo por el nuevo rol, por ver las cosas con más perspectiva pero sabiendo que todavía queda mucho por aprender.

La Challenger, aunque menos activa, también estuvo ahí en el asalto a la Isla. El running, las fiestas, la lluvia.... Todo contribuye a la historia del día a día por siempre. Y qué decir del Erasmus. Complemento vital que -iba a decir deja, pero no deja sino que aporta- aporta nuevas personas, nuevas experiencias y te invita a ver más allá de la burbuja habitual. Una oportunidad que he intentado -siempre bien rodeado- disfrutar y aprovechar.  Ahora como quien dice la vuelta, elegir el PFC, pensar en el futuro, cerrar esta etapa y darse uno cuenta de que los ciclos se van acabando. Que no son historias callejeras las que empiezan con "yo estuve allí sentado, donde estáis vosotros ahora" sino que uno mismo las escribe con el paso de los años. Pensar que cerraré con 23 este ciclo es difícil de concretar con palabras y las memorias vienen todas de golpe. Hay que pedir calma. 

Hasta que ese día llegue, hasta que toque escribir nuevas capítulos, hay que seguir aprovechando la oportunidad. Mañana será un nuevo día, amaneceré con otra cifra (el número mágico que dicen algunos) conmigo y pase lo que pase, siempre habrá que tratar de aprovechar la oportunidad. 

Gracias 22. Un placer haberos tenido y disfrutado. 

domingo, 3 de febrero de 2013

VollGraz: Das ist nur der Anfang

El sentido común me dice que ahora hable de "lo que no puede ser nombrado", que hable de las penas al irse, de la sensación de despertarte y ver el pasillo y no tu armario y bandera de Ferrari. De bajar en ascensor sin meter la llave, de entrar en el bus por la puerta delantera (no es que no pagase en Graz, es que se puede ir por detrás), de decir perdón y no Entschuldigung. Pero vamos a esquivar al sentido común, como nos quitamos el miedo al saludarnos el primer día allí. Prefiero recordar cosas, volver a contar batallitas. No tendrán sentido para muchos, no tendrán tan si quiera orden; pero quiera dejarlas escritas antes que el tiempo me grabe en la cabeza otras aventuras. Todo en positivo, todo para sacar sonrisas. Esa es la condición.

Esas últimas horas del mes de enero en Graz y... sale el Sol. Desde octubre no recordaba qué era eso de mirar arriba y tener que cerrar los ojos por la luz que venía. Es una señal de que Graz quiere decir hasta luego con su mejor cara. Yo por lo menos lo interpreto así, y como el que escribe aquí soy yo, ahí se queda. Con las maletas ya listas y preparadas, con la comida repartida por la Neubau además de los papeles, un timbre, papel de forrar libros... Vamos, que estábamos que lo regalábamos. Como se nota que la beca de Mariano da para mucho (espero que esta no fuera en negro). Comentario del autor:

Lo de las maletas y los viajes es la simbiosis de la destreza con la fuerza bruta. Las hice con "lógica", pensado al inicio como si de un Tetris se tratara, para acabar tirando de casta y saltando encima para cerrarlas. Mientras tanto te surgen dudas: ¿qué pasa si de camino al aeropuerto esto se revienta?¿esto lo tengo que llevar yo sólo, no?¿cómo metí esto en casa?¿para qué me traje tanta ropa?... Lo de siempre.

Últimos segundos en la Neubau con la PutzFrau, contenta de vernos y preguntando por "Migüel". En el momento en el que decía "Migüel" levantaba las manos al cielo como de un Dios se tratara. ¿Qué le dijiste Migüel?¿Por qué nos atormentas así?. Con su tan exhaustiva inspección a la habitación  (creo que yo tardo más tiempo en hacer la cama, ahí queda eso) y ese sermón semanal sobre mil y un temas. Sabiendo ella que siempre encuentra en nosotros un público entregado, me empezó a contar que está demostrado que mentimos 20 veces al día. Que hicieron un estudio con miles de personas y salió eso, así que a ella no le íbamos a colar nada. Ojo, no se anda con tonterías. Nuestra querida PutzFrau, tantas semanas de "Espaniolen, espaniolen" quedarán en la memoria. Sea como fuere, control pasado (me recuerda esto al Scrutineering de la Formula Student) y momento de recoger la fianza.

Volver a la misma calle que pisamos los primeros días para ir a ese oficina en la que entramos en manga corta y pantalón corto. En la que nos sentamos en el suelo del calor que hacía y lo mucho que habíamos andado. Con la gente entrando y saliendo con llaves. Gente, por aquel entonces, desconocida. Y ahora, aquí estábamos los que nos íbamos. Curioso, ¿eh? Qué rápido pasa el tiempo cuando no piensas en él. Cuando cada día es, y es que lo es,  una nueva aventura. Por lo menos se volvió aquí para firmar y recoger el dinero de los depósitos. Para recoger más de 500€ en metálico, y empezar a pensar en cómo gastarlos... ¿Tiramos de taxi?¿Una de Kottu -mejor dicho, otra- hoy?. Del banco a comer, a por la clásica pizza de cuatro ingredientes a elegir, y como novedad, un sabroso pimiento relleno.  A disfrutar del Sol. A pasear en esta mañana azul de Graz. Donde el tiempo todavía no corre, donde el mañana se planteaba tan lejano como el primer día aquí vivido. Con la sensación de caminar sabiendo que volverías ahí. De no mirar atrás porque volverás, algún día, a esa calle.

Continuará...