Después de 366 créditos, más de cincuenta exámenes, cinco años de carrera, miles de números y cálculos, cientos de resultados y dudas, no sé cómo empezar esto. Recuerdo el primer día que entré, como me separé de mis amigos del colegio porque mi apellido iba al Aula4, al momento estaba "sólo" entrando en una clase desconocida con gente desconocida. Me senté por la mitad, en un sitio vacío al lado de dos más. Apunté todo lo que vi delante mío, viendo un nuevo Mundo delante, sin saber cómo iría todo. Y me dijo él "oye, ¡buenos apuntes tomas tú". Un "jaja, gracias, lo intento" fue lo primero que le dije a uno de estos desconocidos. Cinco años después, en nuestra cena, me dice él que me ha elegido a mi como el que mejor representa lo que somos como promoción después de estos cinco años. Entonces sabes otra razón por la que esto ha merecido la pena.
Se lo decía a los (quizás mejor dicho, "a las") que vienen por detrás: la gente es lo que importa. Que sí, que las notas valen mucho y que sin notas los cinco años igual son cinco décadas. Que soy competitivo y que yo era de los que sacar una nota "sin más" no le gustaba nada, de los que quería más e intentaba más; me cabreaba. De esos que acababan conociendo más la biblioteca en exámenes que el salón de casa. Pero por encima de eso, es la gente la que recordarás mañana. Entré tímido, cerrado, frío y queriendo ser calculador. Y he salido... galardonado. Cinco años. Se dice pronto. Tantos días queriendo llegar al final, que cuando llega te preguntas por qué se acaba justo ahora. Justo cuando lo mismo te da sentarte en un lado que en otro, en tercera (primera ya es forzar) que en última. Cuando conoces el apellido del de tu derecha e izquierda, cuando se acuerdan de ti cuando ven un Ferrari o ven ganar al Betis (también al perder, sí). Justo ahora, todo se acaba.
Quizás todo sea mucho decir. Pero no volverán ya esos días de charla cinco minutos antes de las 9.00 o las 15.00. Esos lunes comentando la jugada del fin de semana, ya sea a nivel deportivo o "de batallas". Los viernes en los que veías a uno y te reías por la jugada del jueves, los días post-carrera y a lucir con orgullo la camiseta e intentar responder a ver cómo no ganaron. Y los días de biblioteca. Nosotros que íbamos a la de abajo por los cotilleos y las batallas, en nuestros rinconces. En época de exámenes ahí aparecíamos los tres, saludando a diestro y siniestro; cada uno a tomar su posición. La mia, al fondo a la izquierda, o al fondo al centro. Esas épocas de echarse un break, ver que hay luz allí fuera, o ir a Repro a buscar material y acabar saliendo con tus propios apuntes fotocopias (verídico). De hacer mil planes para el verano, y pensar todo lo que harías si tuvieses ese día libre. Tampoco volverán esos días del Patrón del Plan99, que en primero te dejaban asustado y en quinto ya sabías hasta la planificación por minutos y zonas. Y el Aula11...
Volver no volverán, como ningún tiempo pasado. Pero por lo menos sabemos que los disfrutamos como merecían. Que además de aprender un poco de esto y aquello, conocimos muy buena gente y nos divertimos. Ahora sabemos que tenemos buenos conocidos repartidos por allí y por allá, que la etiqueta de la última promoción del Plan99 no nos va a pesar llevarla. Porque en cinco años hemos acabado siendo buena familia. Sus más y sus menos, nos caeremos mejor o peor, pero hemos pasado por algo similar en estos cinco años. Y si nos vemos en un futuro, que sea pronto. Y si es lejano, que sea por un buen motivo. "En otro orden de cosas", a seguir siendo felices gente. Ya que esto nos ha costado, es momento ahora de aprovecharlo.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Ahora a cambiar el Mundo, antes que el Mundo nos cambie a nosotros.