Italia. Todas las historias que empiezan por Italia me motivan, me dan un plus de optimismo diferente. Pero ahora que todo ha pasado, que ya se ha calmado todo, no puedo creerlo. Han sido doce días, pero han dejado recuerdos para mil más.
Todo empezó en Monza, en la catedral de la velocidad. Había que venir aquí, era justo por Lupita. Era lo prometido. Para cualquiera que le guste la velocidad Monza es especial. Pero si además uno es tifoso, rosso nel cuore, esto es otro mundo. Es un hervidero de pasión, es el Gran Premio de casa. Ahora que miro, realmente esto empezó en Graz, no Monza. Subimos a bordo del tren nocturno (21.35 salida, 8:00 llegada) desde nuestra nueva casa (Graz) hasta Milano. Con la motivación por las nubes, sin tiempo de haber conocido a Graz aunque sí a buena gente. Tren-litera, con un inglés que pensaría en la que se avecinaba al ver colgar una bandera Ferrari por el camarote.
Llegada a Milano, maletas en consiga y rumbo a Monza.Conocimos a un libio por ahí que se unió a la fiesta. Aunque contando historias de la guerra que te cambian la cara y te hacen parar un poco y pensar. Hicimos la del guiri al bajarnos en Monza pueblo, esperar a los buses lanzaderas y desesperados ir andando "porque no estaba tan lejos". Total, más de una hora y media andando a buen ritmo. Grainning, blistering y mil cosas más en los pies. Había que llegar. Pero los ánimos a veces bajaban. Sólo el susurro de los monoplazas en medio del bosque nos empujaba a seguir. Sales del pueblo y sólo queda una carretera por un parque natural, con verde al fondo y a los laterales. Calor, mucho calor. Y con ganas de ver ya un monoplaza en acción. Se intuye el circuito, uno adivina a ver la curva más allá de los pinos y caminos. Pero hay que llegar.
 |
Kaiser Schumi VII |
Caminata, y llegada. Desaparece el cansancio al llegar al circuito. A la zona. A la catedral. Decidimos comprobar nuestra zona y buscar -bajo recomendación del libio- otra grada que hoy es día libre. Total, más caminata, unos 35min. Encontramos nuestro nuevo sitio en la segunda variante. Y ahí que vienen los F1. El cansancio empieza a cobrarse víctimas y alguno opta por dormir. Pero ves los F1 y vuelve esa conexión especial. Mágicas reducciones, el piano, los baches. En acción, la F1 es otro deporte. Michael, Massa, Alonso, Kimi... A tan sólo 10metros. Tan cerca y tan lejos. Así toda la tarde, con cambio de grada para ver los GP2 y los Porsche. Y el cansancio que dice basta, que mañana es sábado.
 |
Importante saber dónde coger el tren |
Con la sensación de haber podido organizarnos mejor, volvemos a casa. Ahora a Castellanza. ¿Tarea sencilla? No, no, y no. Otra vez pateada. Castellanza es un pueblo con una estación de tren tipo aeropuerto de Castellón. El pelotazo inmobiliario será nuestro patrimonio pero Italia no se queda lejos. Salimos ya de noche de la estación y preguntamos por Castellanza, nos miran como ¿qué hacen estos aquí? y nos mandan "Sempre dritto". Un dritto por aquí otro por allá, preguntamos la calle y te dicen "¿Calle... en Castellanza?". Nos miramos con cara de "¿Dónde va a estar si estoy aquí?" y seguimos dando vueltas, rodando Castellanza como si no hubiera mañana. Mil kilómetros, ya puestos dormimos en el suelo. Llegamos, con cansancio máximo, de esto que te ríes y lloras a la vez. Encontramos la casa, no nos abren. No nos abren, y por fin nos abren. Dormimos tres en un sofá. Sí, tres. Tipo tetris. Haciendo piña Lupita. Y nos despertamos con la sensación de que si Lupita ha podido con esto, nada podrá con nosotros.
A por el sábado. A por la pole.