Ha llegado ya el momento. Quiero contarlo, pero no quiero llegar al final. Difícil. Ahora mismo estoy en una habitación sin bandera de Ferrari, sin las mil y un pulseras de "driver" con las que me hacía el interesante los primeros días con las visitas en el Top1 (luego ya descubrían la realidad y seguían volviendo, no lo entiendo...), las postales que te van marcando el camino recorrido, las acreditaciones, los billetes...
El corcho que una vez fue mi memoria del Erasmus: mapas de Milán, Graz, Budapest o Slovenia. Postales croatas, italianas, entradas de fútbol, opera y fotos. con gente que hace 7 meses no era más que "gente". Es curioso lo rápido que pasa todo cuando estás a gusto. Cuando entras en Neubau y te sientes como en casa, con tu cama, tu cuarto, tus amigos... Descolgar estos recuerdos me ha devuelto al septiembre de los pantalones cortos y las novedades. Los primeros días de caras desconocidas, cuando te olvidabas de cada nombre porque tu memoria no daba para cien nombres al día. Esos primeros días de italia, cuando Lupita hizo las maletas y se fue donde prometió que iba a ir: al Gran Premio de Monza. En ese tren con el "amigo" tipo Lord inglés, las batallas por tierras italianas, Castellanza, Milano Centrale y el Paddock. Primera tierra conquistada. Días de quedar en grupos de Erasmus donde todos éramos "el nuevo". La compra de la bici, los primeros paseos por las calles de Graz...
Y ahora aquí, haciendo maletas. Saltando encima de ellas para cerrarlas. Sabiendo que por mucho que meta todo, nunca cabrá lo más importante. Pero no porque no vengáis en la maleta significa que nuestra casa sea ahora también vuestra. La imagen de las maletas en esta habitación mezcla alegría por lo vivido con las nostalgia del mañana.
VollGraz
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