lunes, 19 de noviembre de 2012

VollGraz: Dónde estamos.

¡Seguimos contando historias! Sé que ha pasado mucho tiempo desde la última, pero sabio consejo me dio alguno por casa y me dijo que me centrara en esto y no tanto en contarlo. Y así ha sido, pero las ganas por contarlo y compartirlo me empujan a escribirlo. Así podré recordarlo dentro de ya pocos meses.

Graz desde el famoso Schlossberg
La vida en Graz es muy cómoda, es cercana y cada día hay algo nuevo. No es la clásica ciudad con atascos, bocinazos y gente de traje y café. Te integras pronto en ella y cada día que sales a dar una vuelta y te paras a gastar alguno de los 1000 mensajes mensuales, 2GB o 1000 minutos que tienes contratados en tu móvil por 10€ (no es publicidad, es vergüenza ante lo que nos venden en España), te das cuenta de algo nuevo. Día tras día. No es la París de Austria, quizás Viena sea más espectacular incluso, pero algo tiene. Es ese encanto de "cercanía" que una capital no tiene. Es en cierto sentido, como estar en casa.

Comencemos un poco por explicar dónde vivo, más que nada por ponerle imagen a esto. ¿Qué es Graz y cómo es Graz? Para mi tiene el aire de San Sebastián pero con el plus de tener muchísimos estudiantes en la ciudad, además de un aire centro-europeo. La cantidad de gente joven parece subir cada día, y lo más curioso es que cada semana que pasa, vas conociendo a gente y ves rostros conocidos por aquí. Que ya dentro de poco va  a parecer que Hauptplatz es la plaza debajo de mi casa. 

Jakomeni: la plaza de los trams y las luces
Una de las cosas que más te llamará la atención al llegar es la actitud de la gente. Más allá de decir "mentalidad alemana", es ver cómo funcionan y empezar a darse cuenta de por qué están tan bien como están. Por cierto, lo de "mentalidad alemana" no les gusta nada,  ellos se definen más liberales y flexibles que sus vecinos los de Merkel. En cualquier caso, son del tipo de ciudadano que si ve un semáforo rojo, para.Aunque el próximo coche esté aún a más de cien metros y a una velocidad cercana a cero; pararán y esperarán. En el tram, el medio de transporte predilecto además de la bici, suben y pagan su viaje. Aunque sean cinco metros; pagarán. Podrás ver al tío más cutre, raro y antisocial en el tram, que si viene una señora mayor se levantará y le cederá su sitio. Es otra mentalidad, otra actitud. Es civismo. No viene mal tomar nota para la vuelta a casa. También hacen cosas peor que nosotros, pero aprendamos de lo bueno.

En cualquier caso, tengo que confesar que las primeras semanas he hablado más castellano que alemán. Es más, me  atrevería a decir que casi he llegado a hablar tanto alemán como italiano. Y es que no sólo está esto lleno, como destino Erasmus que se precie, de españoles, sino que a los austriacos les da por aprender nuestra lengua. Y al que no le gusta la paella, aprende italiano y al decirle que vienes de la tierra del pintxo se te pone a hablar italo-castellano: o cómo ver a una austriaco balbucear mientras pone acento italiano. Curioso.

Poco a poco iré comentando más novedades. La verdad es que tengo como para escribir veinte libros y una enciclopedia, pero es el momento de disfrutar y aprender, de ahí que no pueda actualizar esto tan a menudo como debiera. En cualquier caso, confirmo que estoy bien y que si tuviese que sobrevivir con la beca ahora mismo estaría escribiendo serenatas o tocando una guitarra por las calles de Graz.